El autismo es cierto que no, nos da vacaciones pero debemos tomarlas, si queremos que nuestra vida no sea un autentico caos.
No sé porque para mí nunca significó un problema que llegaran las
vacaciones escolares, aun siendo mi hijo un auténtico vendaval. Recuerdo el
rostro desencajado de muchos padres cuando se acercaban las vacaciones
escolares, buscaban con autentico desespero un cupo en los campamentos de
verano del colegio. Nunca lo hice porque
aunque mi hijo era una autentica tormenta de verano eso nunca significó un problema,
al contrario era una extraña sensación de no querer nunca separarme de su lado.
Era tan hiperactivo y tan grandes sus
rabietas que hubo un verano que sus hermanos y su padre me pidieron que lo
enviara a un campamento, y por supuesto nosotros nos fuéramos tranquilos y
felices a otro sitio a veranear. Ese día me sentí bastante sola en la lucha
contra el autismo de mi hijo, por supuesto me negué, y les propuse a ellos que
se marcharan sin nosotros a lo cual ellos por su puesto también terminaron negándose,
pero el solo hecho de habérmelo planteado fue una sensación muy fuerte de
soledad.
Hoy cuando han pasado tantos años y mi hijo tiene un comportamiento
ejemplar, pues Juan Pablo es un chico muy educado, muy tranquilo, con sus
limitaciones y con su carácter pero nada que impida convivir con normalidad en
una familia,vienen a mi mente esos recuerdos y entiendo perfectamente el
desespero de algunos padres por tomar aire para poder seguir adelante, eso era
lo que me pedían mis otros hijos en su momento, un respiro de rabietas y
tensión en general que es lo que pasa cuando nuestros niños están en pleno
desarrollo.
Es muy importante que los padres y sobre todo las madres de
niños con autismo tengan unas vacaciones solas, porque hacen el papel de un
oasis en el desierto, nos refrescan, nos renuevan, dan más fuerzas para seguir
ayudando a nuestros pequeños, yo nunca lo quise hacer porque creía que no las
necesitaba, pero no era así, todos necesitamos hacer una pausa en la vida para
poder seguir adelante, por eso existen las vacaciones, pues es imposible que un
ser humano aguante una rutina tan larga sin tener un descanso.
Son infinitamente necesarias las pausas, los descansos, las vacaciones,
para las personas que convivimos con una persona con una discapacidad, pues
ellas nos acaparan la gran mayoría de nuestro tiempo y casi siempre nos mantienen
en un estado de alerta lo que hace que el desgaste mental sea mayor que cuando
no tenemos una persona con minusvalía en la familia.
Como el autismo no da vacaciones, nosotros si que debemos buscarlas y acomodarlas, para luego retomar el ritmo con nuestros chicos o chicas, de una manera más fácil.
Para nuestros hijos es una forma de ir dándoles autonomía,
cuando comienzan a salir solos a campamentos, se les está creando
responsabilidad, se les está enseñando que no siempre van a estar con las
mismas personas, es una manera de integración fantástica pues en los
campamentos todos sabemos que es recreación todo el tiempo, y al mismo tiempo
ser responsable de si mismo.
Mi consejo como madre de un chico con autismo, entre más
temprano los mandemos de vacaciones a campamentos mejor, eso es fomentarles la autonomía,
que tanta falta les hace a lo largo de la vida.
Gracias por seguirnos, por leernos pero sobre todo por compartir nuestra historia y de esta manera poder llegar a difundir como se desarrolla la vida de una persona con autismo,. Gracias, gracias, gracias.
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