UNO DE MIS SUEÑOS ERA PASEAR POR UN CENTRO COMERCIAL CON MI HIJO
Cuando venían las rabietas de mi hijo Juan Pablo, un tsunami
era más fácil de controlar. Todo en la vida de mi hijo ha sido un proceso,
incluso la aparición de las rabietas monumentales, y descontroladas, algunas
veces sabia que las originaba pero otras no, lo cierto es que cuando tenía las
rabietas mi impotencia era infinita.
Juan Pablo en el
primer año de vida había sido un niño ejemplar, comenzó a dormir toda la noche
a partir del tercer día de nacer, y pudo ir a dormir en habitación separada a
partir de los dos meses sin ningún tipo de problema, yo entendía que era un
niño independiente aunque fuera el menor de tres hermanos, al año controlo
perfectamente el esfínteres, dejando de usar el pañal, hizo cosas que su
hermano mayor no había hecho y tampoco su hermana, hasta ahí todo muy bien, yo
estaba feliz pues sobre todo mi hijo mayor me había hecho pagar la novatada de
madre primípara con creces, mi hija había sido un poco más considerada, pero
ninguno como Juan Pablo.
El diagnostico de Juan Pablo como autista llega con claridad
antes de cumplir los dos años, a partir del primer año comienzo a notar
diferencias en el desarrollo normal de mi hijo con respecto a su hermano y su
hermana, y comienza el desfile por diferentes especialistas, a lo que casi
siempre nos vemos sometidos los padres de estos niños, trascurrido este tiempo
ya fue diagnosticado con certeza como autista.
Es algo asombroso
como el niño fue cambiando de ser un bebé paciente y educado a ser un verdadero
vendaval, mientras yo iba de especialista en especialista, su hiperactividad
aumentaba de una manera vertiginosa y por su puesto las rabietas aparecieron en todo su esplendor, fueron tiempos muy difíciles para mí como madre, pues
aún no sabía cómo reaccionar, y para sus hermanos, que tenían que aguantarle
muchas cosas que jamás le hubieran aguantado a un niño neurotipico. Es típico también
que aparezcan las autoagresiones en medio de dichas rabietas, y en mi adorado
hijo aparecieron, fue pasajero pero muy traumático para todos, era tan grande
mi impotencia que un día se tiro al suelo a darse golpes en la cabeza, mi
reacción al verlo fue darle un azote en el culo, me dolió la mano pero más me dolía
el alma pero paro, nos abrazamos y lloramos juntos, aún cuando recuerdo ese
momento no dejo de sentir dolor, lo cierto es que desde ese día nunca más se volvió
a autoagredir.
Con el paso del tiempo y por supuesto todas las terapias que
ha llegado a recibir Juan Pablo, las rabietas desaparecieron por completo. Hoy en
día solo es un chico que de vez en cuando tiene mal genio como cualquier otro
chico
Una de las cosas que le ocasionaban grandes rabietas era el
no tener su vida planeada por anticipado, de hecho hoy en día se le debe decir
todo con antelación para no causarle mal genio, otro de los motivos de las rabietas era no
dejarlo hacer su santísima voluntad. El ignoraba las necesidades de sus
hermanos, si quería ver un programa de televisión no importaba que al resto no
le gustará era él y punto, se convirtió en un pequeño verdugo para toda la
familia, si salíamos a un centro comercial debíamos ir directamente a un sitio
donde hubieran videojuegos para niños, o diversiones infantiles, el problema es
que luego no quería salir del sitio, no tenia limites era todo sin final. Era
tan grave el problema que en algún centro comercial me llamaron los guardias de
seguridad, pensaron que le estaba maltratanto, se había tirado al suelo, daba
patadas y gritos, se revolcaba y no lo podía alzar para sacarlo pues era un
niño fuerte, la terapista que iba
conmigo se asusto y se hizo a un lado, nunca se me ha olvidado, le di las
gracias y no trabaje más con ella.
Las madres por nuestra experiencia podemos ser de gran
ayuda, a las otras familias que ahora empiezan el recorrido, mi problema se lo conté
a otra madre que tenia un niño autista, y me pregunto, que tan resistente eres psicológicamente?
Le conteste que ya no sabía, ella me dijo compruébalo, le dije cómo? . De inmediato
me explico, si quieres que tú hijo tome las cosas con normalidad, llévalo a los
sitios donde después no quiere salir, cuéntale que va a volver otro día, prográmelo
y cumpla, las primeras veces te responderá con la misma rabieta de siempre pero
luego lo asimilará, así lo hice no sé cuantas veces hasta que me funcionó. Hoy
en día recuerdo mucho a esta madre que me guió en muchas cosas, uno de mis
sueños era poder pasear con mi hijo tranquilamente por un centro comercial sin
que me hiciera la respectiva rabieta, eso para mi era una utopía, lo logre y
ahora mis sueños son mucho más grandes con él. Mi experiencia me dice que debemos ser persistentes, en todo con nuestros hijos autistas, tener un grado de tolerancia bastante elevado, pero lo más importante !!!MUCHO AMOR!!! eso lo hace mucho más fácil todo, el amor puede con todo.
Gracias por leernos y compartir nuestra historia, gracias por sus comentarios, y si cree que nos puede ayudar a seguir creciendo como seres humanos nos interesa, gracias, gracias,gracias!!
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